lunes, 17 de mayo de 2010

Ellos no saben lo que hacen

por Max Lucado
traducido por Guillermo Williamson

Ira. Es una emoción predecible muy peculipar. Inicia como una gota de agua. Algo irritable. Una frustración. Nada importante, solo una molestia. Alguien te gana tu lugar para estacionarte. Alguien se te atraviesa en la avenidad. Una mesera es lenta y tu tienes prisa. El pan tostado se quema. Gotas de agua. Tip. Tip. Tip. Tip.

Todavía no tienes suficiente de estas aparentemente inocentes gotas de ira y antes de que te des cuenta tienes una cubeta llena de rabia.

Amargura oculta. Odio desenfrenado. No confiamos en nadie y mostramos nuestros dientes en cualquier persona que se acerca. Nos convertimos en bombas de tiempo que caminan que, dandoles apenas una pequeña cantidad de tensión y miedo, podrían estallar.

¿Entonces, que hacemos? No podemos negar que nuestra ira existe. ¿Como la refrenamos? Una buena opción se encuentra en Lucas 23:24: Aqui Jesus habla de la mafia que lo asesino: "Padre, perdonalos, no saben lo que hacen".

Mira detenidamente. Pareciera como si Jesus considerará a esta multitud sedienta de sangre, hambrienta de muerte no como asesinos, sino como victimas. Es como si él los mirara no como una multitud militante si no más bien, como él alguna vez lo dijo, como "ovejas sin un pastor."

"No saben lo que hacen"

Y si piensas al respecto, ellos no lo sabian. No tenian ni la más pequeña idea de lo que estaban haciendo. Eran una multitud alocada, enojada con algo que no podían ver, así que hecharon su ira hacia afuera, de entre toda la gente, a Dios. Pero no sabían lo que hacían.

Y para la mayoría, tampoco nosotros lo sabemos. Todavía estamos, tanto que odiamos admitirlo, como ovejas sin pastor. Todo lo que sabemos es que nacimos fuera de una eternidad y estamos espantosamente cerca de otra. Jugamos a etiquetarnos con realidades borrosas de muerte y de dolor. No podemos contestar a nuestras propias preguntas sobre amar y lastimar. No podemos solucionar el acertijo del envejecimiento. No sabemos curar a nuestros propios cuerpos o convivir con nuestras parejas. No logramos mantenernos fuera de la guerra.

Pablo hablo por la humanidad cuando confeso "No se que es lo que estoy haciendo" (Romanos 7:15, parafraseado por el autor)

Ahora, se que eso no justifica nada. Eso no justifica a los que atropellan un transeunte y huyen o a los pedastras que ven pornografía infantil o a los traficantes de heroina. Pero si ayuda a entender porque ellos hacen las cosas tan miserables que hacen.

Mi punto es este: Ira incontrolable no mejorará nuestro mundo, pero un entendimiento comprensivo si. Una vez que vemos al mundo y a nosotros mismos por lo que somos entonces podemos ayudar. Una vez que nos entendamos comenzamos a funcionar no desde una postura del ira si no de compasión y de preocupación. Una vez que miramos al mundo no con ceños amargos sino con las manos extendidas. Nos damos cuenta que las luces están apagadas y hay mucha gente tropezando en la oscuridad. Entonces, encendemos velas.

Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida. (Juan 8:12)

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